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Son hallados los restos de una de las naos de Magallanes.

“- ¿Y la Santiago, qué es de la nao Santiago? – pregunta impaciente el almirante.

- En la amanecida del 23 de mayo (de 1520) se desató un furioso vendaval, que siendo tan rápido no nos dio tiempo a rizar las velas y todas quedaron rifadas- refiere Hernán Lorenzo, que se había alistado en la Santiago como sobresaliente, y que presenta moratones en la cara-. Un golpe de mar nos arrancó el timón, por lo que quedamos a merced de los elementos.

- Fuimos a estrellarnos a unas tres leguas más al sur- tercia el también sobresaliente de la nao siniestrada Martín Barrena, y también con graves congelaciones-. La suerte fue que, como era plana y arenosa la costa, la Santiago encalló por la proa, lo que nos permitió saltar y salvar la vida. La Santiago quedó varada durante unos días hasta que las olas que la azotaban la hicieron añicos y la arrastraron mar adentro donde zozobró.

-¿No se pudo aprovechar nada de la Santiago? –pregunta Magallanes poco convencido de respuesta favorable.

- De vez en cuando las olas van escupiendo a la orilla cosas de la Santiago, pero no mucho- responde Hernán Lorenzo.

- Decidimos venir aquí por tierra. Pero tropezamos con el río de Santa Cruz, que es ancho y profundo, y no vimos la forma de vadearlo –dice como disculpándose Martín Barrena.

- Es un río que está plagado de sardinas- le interrumpe Hernán Lorenzo.

-Con las maderas que rescatamos de la Santiago hicimos una balsa, pero solo nosotros dos pudimos cruzarlo –explica Martín Barrena.

- Todos los demás esperan en la otra orilla del río- especifica Hernán Lorenzo.”

(Del libro Y SIN EMBARGO ES REDONDA, págs. 277-278).

El buzo argentino Daniel E. Guillen, sabedor de este naufragio, no ha cejado hasta encontrar cerca de la desembocadura del río de Santa Cruz unos fragmentos de madera.

Investigadores del CSIC en el Centro Nacional de Aceleradores han confirmado, tras realizar los pertinentes análisis y aplicar el método del Carbono 14, que esos fragmentos de madera pertenecen a la nao Santiago, el más pequeño de los barcos que compusieron la Armada de las Especias, con la que Magallanes inició la primera vuelta al mundo.

Después de cinco siglos enterrados bajo el mar, el hallazgo de los restos de la nao Santiago es uno de los más importantes del mundo, ya que esos barcos son prácticamente inexistentes en la actualidad. El descubrimiento de este insólito tesoro arqueológico tiene, además, especial relevancia por tratarse de uno de los cinco barcos que llevaron a cabo unas de las hazañas más extraordinarias y memorables de toda la historia como es dar la vuelta al mundo.

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